Con el nombre incineradora se hace referencia a un sistema de tratamiento de basura que funciona, precisamente, a través de la incineración. Este proceso consiste en la combustión completa de la materia orgánica hasta su conversión en cenizas. Asimismo, cabe señalar que el procedimiento en cuestión también es conocido como termodestrucción, ya que se basa en la acción de las altas temperaturas para destruir los residuos.
La incineración o termodestrucción tiene lugar en grandes hornos, los cuales por lo general están compuestos por dos cámaras. La primer cámara, que tiene una temperatura de 800º C, se encarga de la recepción de residuos y da lugar al proceso de combustión gracias a su atmósfera escasa de oxígeno. Los gases que se producen en la fase inicial pasan a la segunda cámara, en donde se introduce un exceso de aire. Esta combinación entre aire y gas se combustiona nuevamente, esta vez a 1200º C con un tiempo de residencia de dos segundos.
La función principal de las incineradoras es la de desintegrar a los materiales orgánicos e incluso a los inorgánicos que se pueden encontrar con los primeros. Asimismo, cabe mencionar que este sistema se emplea con el objetivo de destruir productos terminados que, por alguna razón, no se desean poner en el mercado. También se incineran materias primas que no se van a utilizar. Algunos ejemplos de estos dos últimos casos son: los alimentos y medicamentos vencidos (o que están muy cerca de caducar), envases de productos descontinuados y artículos fuera de especificación.
El proceso de incineración genera numerosas controversias en lo que respecta a su utilización, ya que cuenta con numerosas utilidades pero las desventajas no son menos. Entre los beneficios que trae consigo este tipo de tecnología, podemos mencionar los siguientes: un 95 por ciento de reducción tanto en peso como en volumen de los residuos, alta disponibilidad y fiabilidad, valorización energética de los residuos, decadencia en el empleo de vertederos y valorización tanto de escorias como de cenizas.
Además de todo esto, muchos especialistas aseguran que se trata de un método de tratamiento de basura que protege al medio ambiente, gracias a la fiabilidad de las instalaciones de depuración de gases y a la alta calidad de combustión. No obstante, existe un marcado rechazo social vinculado con el uso de incineradoras, porque se producen todo tipo de emisiones contaminantes, altos costos económicos y laborales, pérdida de energía e incompatibilidad con otros sistemas de manejo de residuos.
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