La incineración es un procedimiento de desintegración de residuos (conocido comúnmente como «termodestrucción»), en torno al cual giran múltiples beneficios y desventajas. Sin dudas son los inconvenientes de este proceso los que tienen mayor difusión, por el simple hecho de que muchos de ellos involucran tanto al medio ambiente como a la salud de las personas. Hablamos básicamente de las emisiones contaminantes que generan las incineradoras (no sólo al aire, sino también a otros medios). En este caso en particular describiremos esta cuestión con mayores detalles, con el objetivo de que los interesados puedan informarse al respecto.
En lo que respecta a contaminantes producidos a través de la incineración, los más conocidos se denominan dioxinas. Éstos traen consecuencias sumamente negativas para la salud de la gente, como por ejemplo cáncer, daños al sistema inmunológico y problemas tanto en la reproducción como en el desarrollo. Es importante considerar que las dioxinas tienen una característica muy particular, la cual está relacionada con su capacidad de biomagnificarse. Esto permite que pasen mediante la cadena alimentaria desde la presa al predador (los productos en donde estos contaminantes se concentran en mayor medida son las carnes y los lácteos) y, por último, a los seres humanos. Un dato que no es menos relevante es que las incineradoras son las principales productoras de dioxinas a nivel mundial.
La termodestrucción también es una fuente muy grande de otros contaminantes, tales como el mercurio. Éste se constituye como una neurotoxina poderosa, la cual es capaz de provocar toda clase de daños en las personas. El mercurio, cuya contaminación está esparcida, se vincula con el deterioro de las funciones motoras, sensoriales y cognoscitivas. Las incineradoras no sólo produce es tipo de metal pesado contaminante, sino que también es causa de la emisión al medio ambiente de plomo, cadmio, arsénico, cromo y berilio.
Por si todo esto fuera poco, hay que considerar que las incineradoras emiten otros contaminantes, como por ejemplo hidrocarburos halogenados (similares a las dioxinas), gases ácidos (precursores de la lluvia ácida), efluentes particulares (perjudiciales para las funciones pulmonares) y numerosos gases del efecto invernadero.
A pesar de todo esto, no podemos dejar de lado el hecho de que aún hay muchas emisiones contaminantes de las incineradoras cuya caracterización se encuentra incompleta. Se considera que existen muchos compuestos todavía sin identificar que están presente en las emanaciones resultantes del proceso, tanto al aire como a las cenizas.
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